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20 años de profesión veterinaria

marzo 15, 2024 Ayudavets Comments Off

María Dolores Muñoz 

(Ex propietaria Veterplus)

 

Tras 20 años de profesión, tenía un buen negocio. Había tenido el acierto de contratar a un muy buen gestor para la clínica que luego se convertiría en mi marido. 

 

Habíamos llegado a tener cinco clínicas y más recientemente, con un empleado veterinario que se convirtió en nuestro socio, un Hospital 24 horas.  

Teniendo unos clientes que me adoraban, un equipo donde me sentía querida, al que apreciaba y valoraba enormemente y habiendo alcanzado una madurez profesional que puedo catalogar sin faltar a la humildad de excelente en todos los sentidos, decidí vender. 

 

  Fue una tarde estando en el parque. Era una situación idílica, los niños jugando y yo tomando una cerveza en la terraza con mi marido. ¿se puede pedir más? Si. Necesitábamos un cambio, estábamos entregando nuestro tiempo y vidas a un negocio que había crecido por encima de nuestras primeras expectativas. 

Yo no me ocupaba de la parte más árida de la gestión, pero había dejado de ser veterinaria exclusivamente y me había convertido en empresaria, directora de personal y lo que hiciera falta que fuera surgiendo. En la carrera no te preparan para eso, o al menos, yo ese día falté a clase. 

 

  Tengo que decir que el empujón definitivo me lo dieron las circunstancias familiares. Era hora de cambiar, de evolucionar como a mi me gusta decir, dar prioridad a nuestras prioridades. 

 Cuando decides que el negocio pase a segundo plano empiezas a darte cuenta que no hay sucesor, que ningún veterinario al que has contratado es capaz de pagarte el negocio. Es difícil. En mi caso tenía la posibilidad de alquilarlo, pero esa opción crea bastante inseguridad y hay que prepararla bien. 

  Entonces aparecieron los fondos de inversión. En nuestro caso fue la mejor opción. Ponerte en contacto con unos u otros para ofrecer tu negocio es peliagudo, nadie que quiera vender quiere ir detrás de su comprador. Llamar a la puerta de un fondo de inversión no es tarea fácil, no tiene un teléfono en internet ni puedes leer las reseñas. No sabes qué puedes pedir, qué te pueden ofrecer…Tuvimos que tirarnos a la piscina sin poder consultar o pedir ayuda. Un grupo mostró bastante interés, vino a visitarnos varias veces y al final llegamos a un acuerdo. Nos hicieron una auditoría que, coloquialmente, parecía llamarse Due Diligence (ese día también falté a clase). Tras un tiempo de reflexión llegamos a un acuerdo y vendimos.

   Tengo un socio que se quedó allí trabajando, negoció sus condiciones y puedo decir que es feliz. Tiene un buen sueldo, un buen horario e infinitamente menos quebraderos de cabeza.

  El personal, mi equipo de antes, sigue trabajando allí, la separación fue dura para ambos, los echo de menos, claro que sí, pero tengo la tranquilidad de que están bien. 

  Yo como dije antes, evolucioné, estuve el tiempo que me exigieron y me marché. Me tomé mi temporada sabática y recientemente he vuelto a retomar mi profesión. Ahora soy estrictamente veterinaria. 

  Si tuviera que decir qué es lo que más ha cambiado de mi vida, diría sin lugar a dudas que lo que más ha cambiado es el nivel de estrés. No tengo estrés, tengo preocupaciones, como todo el mundo, pero no tengo estrés, no tengo ansiedad y soy más feliz. 

  Por lo tanto, no me arrepiento de haber vendido, ahora eso sí, hay algo que me hubiera gustado que fuera diferente y me refiero al proceso de venta. 

  En mi caso el enfrentarme a los grupos de compra sin un asesoramiento experimentado fue una temeridad. Llamas a otros que han vendido, gente que está en el mismo grupo, intentas informarte… te hacen la due diligence famosa y no sabes exactamente qué potenciar, qué puede ser más atractivo o menos…. No sabes qué finalidad tiene el que te compra…qué política tiene…. Como funciona realmente…cómo valora al veterinario y su posible gestión, su independencia a la hora de tomar decisiones…Cuanto puede llegar a ofrecer y como. Tienes que fiarte en definitiva de lo que te dicen y la poca información que llega. Pasé por el proceso y siempre te queda la impresión de que, como cuando compras en un mercadillo y regateas, podías haber sacado algo más.

  De esto hace ya unos años. Aún hoy, conocidos, gente que me quiere, me sigue reconociendo su sorpresa cuando tomamos la decisión y el coraje de cambiar tan drásticamente. En España el decidir no seguir el mismo camino que has empezado laboralmente, es signo aún de debilidad o derrota, en otros países es evidencia de madurez, evolución y coherencia. Cada persona tiene sus circunstancias, su lista de prioridades, sus objetivos y lo que le hace sentir feliz y hay que perseguirlo, sea como y cuando sea.